Un descanso breve durante la jornada ayuda a mejorar la memoria, la concentración y el rendimiento cognitivo. Un estudio difundido por la Sleep Foundation de Estados Unidos destaca que las siestas pueden contrarrestar la fatiga diurna y aumentar la capacidad de completar tareas complejas. También pueden beneficiar a trabajadores por turnos, como médicos, pilotos y conductores, que necesitan mantenerse alerta en horarios irregulares.
Además, la siesta se vincula con la salud cardiovascular. Una investigación observacional sugiere que quienes duermen siesta una o dos veces por semana tienen un menor riesgo de sufrir infartos o derrames cerebrales. También se comprobó que puede aliviar el estrés y fortalecer el sistema inmunológico, según un pequeño ensayo que evaluó a personas con falta de sueño.
En el ámbito deportivo, los beneficios de la siesta también son evidentes. Según la Sleep Foundation, la evidencia científica muestra que los atletas que duermen la siesta pueden experimentar mejoras en la resistencia, tiempos de reacción y rendimiento cognitivo.
¿Cuánto debe durar la siesta ideal?
La duración de la siesta es un factor determinante en sus efectos sobre el cuerpo. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el sueño se vuelve más profundo cuanto más tiempo se duerme, lo que puede generar la temida inercia del sueño: una sensación de aturdimiento y somnolencia al despertar.
Las recomendaciones generales indican que:
- Siesta corta (15-30 minutos): aumenta la alerta y mejora el estado de ánimo sin afectar el sueño nocturno.
- Siesta larga (90 minutos): permite completar un ciclo de sueño, incluyendo la fase REM, lo que puede ser beneficioso para la consolidación de la memoria.
- Siesta intermedia (40-60 minutos): puede inducir un sueño profundo y provocar aturdimiento al despertar.
Estudios como el realizado por la NASA y la Junta de Seguridad en el Transporte de EEUU concluyeron que una siesta de 26 minutos mejora el rendimiento en un 34% y el estado de alerta en un 54%.
En la siesta, como en la vida, la clave está en el equilibrio
Lejos de ser un simple capricho, la siesta tiene un impacto real en la salud y el rendimiento diario. Sin embargo, su efectividad depende de factores como la duración, el momento y la frecuencia con que se practica.
Una siesta corta y bien programada puede ser una aliada para el bienestar, pero su abuso podría traer consecuencias no deseadas. Como en todo, la clave está en el equilibrio: dormir bien por la noche y aprovechar la siesta como un complemento estratégico, no como un reemplazo del sueño nocturno.